Ictus y neurorehabilitación: reconstruir desde la raíz
- adriana sierra
- 26 sept
- 3 Min. de lectura
Cuando el cerebro sufre un ictus, no solo se interrumpe el flujo sanguíneo. Se interrumpe una historia. Una trayectoria de movimientos, palabras, gestos, recuerdos. El ictus no es solo un evento médico; es una fractura en la continuidad de lo vivido. Y la rehabilitación no consiste en “volver a ser el de antes”, sino en reconstruir desde lo que queda, desde lo que aún puede florecer.
En lenguaje cotidiano a un ictus también se le suele llamar: Accidente cerebrovascular, Infarto cerebral, Apoplejía, Derrame cerebral, Ataque cerebral o Hemorragia cerebral.

¿Qué ocurre en el cerebro tras un ictus?
El ictus —isquémico o hemorrágico— provoca una lesión en el tejido cerebral. Esto puede afectar funciones motoras, cognitivas, sensoriales o emocionales, dependiendo de la zona implicada. La persona puede experimentar hemiplejía, afasia, alteraciones en la deglución, pérdida de equilibrio, dificultades en la atención o la memoria, e incluso cambios en la regulación emocional.
Pero más allá de las secuelas visibles, hay una dimensión silenciosa: la desconexión neuronal. Las rutas que antes permitían caminar, hablar o comprender se ven interrumpidas. Y aquí entra en juego la neuroplasticidad.
Neuroplasticidad: el arte de reorganizarse
El cerebro tiene una capacidad extraordinaria para adaptarse. Tras una lesión, puede formar nuevas conexiones, reorganizar circuitos y redistribuir funciones. Esta plasticidad no es automática: necesita estímulo, repetición, intención y contexto. Por eso, la rehabilitación no es solo técnica. Es experiencia vivida. Es vínculo, motivación, presencia.
Rehabilitación: más que ejercicios, una estrategia de reconexión
En Tesela Neurointegra abordamos la rehabilitación post-ictus como un proceso integral. No se trata de “recuperar funciones” de forma aislada, sino de reestablecer la coherencia entre cuerpo, mente y entorno. Cada intervención busca activar el potencial residual del cerebro, respetando la singularidad de cada persona.
Esto implica:
Diseñar programas personalizados que contemplen el estado físico, cognitivo y emocional del paciente.
Integrar terapias intensivas que aprovechen las ventanas de plasticidad cerebral en fases agudas y subagudas.
Utilizar tecnología como herramienta de retroalimentación, no como sustituto del vínculo humano.
Acompañar al paciente en la reconstrucción de su identidad funcional, emocional y relacional.
El papel del entorno y la emoción
La rehabilitación no ocurre en el vacío. El entorno —familiar, social, terapéutico— influye directamente en el proceso. La motivación, el sentido, el reconocimiento, son moduladores epigenéticos que pueden acelerar o bloquear la recuperación. Por eso, en Tesela NeuroIntegra trabajamos también con los cuidadores, con el sistema que rodea al paciente, para crear un ecosistema de apoyo coherente.
Además, reconocemos que el ictus no solo deja secuelas físicas. Puede generar duelo, miedo, frustración, pérdida de autonomía. La dimensión emocional no es un “extra”, sino parte central del proceso. Acompañarla con respeto y sensibilidad es clave para que la rehabilitación sea sostenible.
¿Cuándo empezar?
La evidencia muestra que cuanto antes se inicie la intervención, mayores son las posibilidades de recuperación funcional. Las primeras semanas son críticas para activar mecanismos de reorganización cerebral. Sin embargo, incluso en fases crónicas, el cerebro conserva capacidad de cambio. Nunca es “demasiado tarde”, pero cuanto antes, mejor.
Conclusión: reconstruir no es repetir
La neurorehabilitación post-ictus no busca restaurar una copia del pasado. Busca construir una nueva versión funcional, adaptada, consciente. En Tesela, entendemos este proceso como una oportunidad para rediseñar rutas neuronales, pero también para resignificar la experiencia humana.
Porque cada neurona que se reconecta, cada gesto que se recupera, cada palabra que vuelve a surgir, es más que un logro clínico. Es un acto de reconstrucción profunda. Es el cerebro diciendo: sigo aquí.
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